Escrito por Jessica Vásquez, miembro del Comité Editorial de Conexión Ambiental
Una emergencia ambiental es un “evento súbito o imprevisible generado por causas naturales, humanas o tecnológicas que incidan en la actividad del administrado y que generen o puedan generar un deterioro al ambiente” [1]. Los supuestos de emergencias ambientales pueden ser múltiples, entre los que se encuentran los incendios, inundaciones, derrames de hidrocarburos, entre otros. Estos eventos suceden todos los años, y el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) es el encargado de recibir los reportes de las emergencias que se susciten en nuestro país.
En el contexto de pandemia, por la COVID-19, las emergencias ambientales no se han detenido, y no podemos ser ajenos a esta problemática. Esto se debe a que generan graves afectaciones a la vida y la salud de las personas, así como al medio ambiente en general. Una de las emergencias ambientales, quizás la más abordada por medios periodísticos y académicos, son los derrames de petróleo, sobre todo, en la Amazonía. En ese sentido, el presente texto tiene la finalidad de brindar un panorama general acerca de los derrames de petróleo que se han suscitado durante la pandemia, para, posteriormente, plantear una reflexión sobre la importancia de prevenir este tipo de emergencias y actuar con la mayor diligencia posible.
Los derrames de petróleo en el contexto de pandemia afectan directamente a las comunidades cercanas a los lugares donde se producen dichas emergencias ambientales. Esto implica que las comunidades tienen una doble amenaza, por un lado, la COVID-19 y su inminente avance y, por otro, la contaminación ambiental ocasionada por los derrames de petróleo. Estos afectan los ríos, peces y sus hábitats naturales, lo que, a su vez, puede dejar sin alimento ni agua a los pobladores de la zona. En consecuencia, se pone en peligro su propia supervivencia. Así, desde marzo hasta agosto de 2020, se han registrado un total de 14 derrames, siendo el más afectado el Lote 192, ubicado en la región Loreto [2].
En este contexto, es importante presentar algunas de las estadísticas elaboradas en el informe preparado por Convoca.pe, en base a los datos proporcionados por el OEFA:
Las cifras presentadas en la imagen anterior son solo una pequeña muestra del grave problema al que nos enfrentamos, ya que los pobladores de dichas zonas señalan que incluso cuando no se realizan actividades en dichos espacios, el deterioro de los oleoductos que transporta el crudo y de la infraestructura e instalaciones usadas, producen también derrames de petróleo [3]. Esto se debe a la antigüedad de las instalaciones y la falta de mantenimiento debido con miras a evitar escenarios de emergencia ambiental de magnitud considerable.
Asimismo, en línea con lo anteriormente señalado, es importante observar que más de la mitad de los derrames de petróleo suscitados durante la pandemia se encuentran ubicados en el Lote 192, el cual está entre las Provincias de Datem del Marañón y Loreto de la región Loreto [4]. Las consecuencias se encuentran vinculadas con la contaminación de las cuencas de los ríos Pastaza, Corrientes y Tigre, que son los afluentes más cercanos al Lote 192. Si bien al reportar la emergencia ambiental, se realizan esfuerzos preliminares para remediarlo, los continuos derrames han ocasionado graves daños a los ecosistemas de la zona. En consecuencia, se ha logrado que espacios que antes se encontraban habitados por diversas especies de fauna, (en especial, peces), ahora ya no lo estén más.
Como se mencionó anteriormente, este no es un problema actual, por lo que, para entender la real magnitud de la situación es necesario observar también los datos de años atrás.
Derrames de petróleo entre 2000-2019
Entre el 2000 y el 2019, han sido registrados 474 derrames en lotes de petróleo de la Amazonía, y la mayoría de ellos se han producido en el Lote 8 (189 derrames) y Lote 192 (155 derrames) [5]. Las causas son las siguientes: (i) causas naturales; (ii) corrosión, fallas operativas y condiciones inseguras; y (iii) terceros.
Como se aprecia, la corrosión y fallas operativas son la principal causa de este tipo de emergencias, lo cual evidencia la falta de mantenimiento y reparación de los oleoductos que conducen el crudo. La corrosión es un “proceso electroquímico por medio del cual los metales refinados tienden a formar compuestos (óxidos, hidróxidos, etc.) termodinámicamente estables debido a la interacción con el medio” [6]. Esto significa que las tuberías que transportan el petróleo pueden verse oxidadas por el material que transportan, por lo que la solución planteada es realizar un debido mantenimiento para colocar material anticorrosivo en los oleoductos y prevenir que sucedan un gran porcentaje de derrames. Sin embargo, como se ha venido señalando a lo largo de este artículo, no se ha cumplido con brindar el mantenimiento adecuado a la infraestructura de los lotes petroleros y los oleoductos correspondientes. Situación que se agrava aún más, al estar en un contexto de pandemia, donde la atención ha sido volcada hacia el control del avance de la COVID-19, invisibilizando emergencias ambientales que continúan sucediendo.
Finalmente, en el contexto actual y con los datos presentados, podemos observar que los derrames de petróleo no solo son un problema latente, sino que sus consecuencias son muy gravosas para la vida asentada en las zonas cercanas a los lotes petroleros, lo cual abarca flora, fauna y seres humanos, ya que todos deben enfrentar los efectos de la falta de diligencia y atención hacia el mantenimiento adecuado de los activos petroleros. Así, si bien toda actividad económica contribuye con el desarrollo del Perú, ello no justifica que se realice en detrimento de nuestro medio natural, y de la vida y salud de las personas. Por ende, debemos reflexionar acerca de la atención que se le brinda a este problema, ya que no solo deben quedar en cifras y promesas de que este no sucederá nuevamente, sino que debe materializarse en propuestas concretas de fiscalización y supervisión para que las actividades petroleras se realicen de forma eficiente y con los cuidados que corresponden, siendo el mantenimiento de los oleoductos, una de las principales áreas de trabajo pendiente.
Referencias:
[1] Art. 3 del Reglamento del reporte de emergencias ambientales de las actividades bajo el ámbito de competencia del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental – OEFA.
[2] Hinojosa, G. (2020). 14 derrames de petróleo han ocurrido durante la pandemia en el Perú. Convoca.pe. Consultado el 24 de octubre de 2020. https://convoca.pe/agenda-propia/14-derrames-de-petroleo-han-ocurrido-durante-la-pandemia-en-el-peru
[3] Hinojosa, G. Op., cit.
[4] Perú Petro (2015). Acuerdo de Directorio No. 040-2015. Descripción y mapa del Lote 192.
[5] León, A. y Zúñiga, M. (2020). La sombra del petróleo: Informe de los derrames petroleros en la Amazonía peruana entre el 2000 y 2019. Oxfam. https://oi-files-cng-prod.s3.amazonaws.com/peru.oxfam.org/s3fs-public/file_attachments/La-sombra-del-petroleo-esp.pdf p.45
[6] Petroperú (2012). Manual de mantenimiento y reparación de los oleoductos de operaciones Talara.