
Hoy 28 de abril, como último miércoles del mes, corresponde conmemorar el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, que surge como una campaña global fundada en 1996 por el Centro de Audición y Comunicación (CHC) [1] y que hoy en día persiste en su objetivo de crear conciencia sobre los efectos del ruido y la contaminación acústica en el bienestar y la salud de las personas.
El ruido se puede definir como un sonido o conjunto de sonidos, sin armonía ni ritmo, que suele ser desagradable y molesto para el oído y, por tanto, indeseado. Sin embargo, puede implicar también una contaminación acústica cuyos efectos nocivos en las personas van desde insomnio e irritabilidad, hasta dificultades en el desarrollo cognitivo. Asimismo, diversas investigaciones muestran la relación entre la exposición continua a ruidos fuertes con el desarrollo de ansiedad, depresión, presión arterial alta y muchos otros problemas de salud [1].
El incontrolable tráfico de vehículos en las autopistas, la cercanía de los aeropuertos, la acelerada actividad comercial e industrial, etc; presente de manera mayoritaria en las ciudades, manifiestan que, sin lugar a duda es ahí donde se presenta en mayor índice la contaminación sonora. Sin embargo, se debe tener en cuenta que no solo los humanos nos vemos afectados por este mal, sino también, y en gran medida, los animales de nuestro entorno y de distintos ecosistemas.
¿Cómo se ven afectados los ecosistemas por la contaminación acústica?
Los animales tienen receptores mucho más sensibles a las ondas sonoras que los humanos. Un animal que no puede tolerar el ruido del entorno o si este no le permite desarrollar sus actividades principales de sobrevivencia como aparearse, comunicarse, cazar o no ser cazado; tendrá que buscar otro hábitat para desarrollarse, o bien esperar su pronto deceso [2]. Así, se podría señalar que la contaminación sonora contribuye no solo con el desequilibrio de los ecosistemas, sino también con la extinción de especies.
Por ejemplo, con respecto al área metropolitana, se ha estudiado cómo el ruido del tráfico afecta el proceso reproductivo de las ranas, debido a que ahoga las llamadas de apareamiento de los machos [3]. Así mismo, el ruido industrial afecta el ciclo alimenticio de las aves que dependen de la escucha para ayudar a localizar a sus presas. No solo ello, los ciclos de polinización y expansión de semillas también se pueden ver afectados por la contaminación acústica, lo cual generaría un gran desequilibrio en el ecosistema en su totalidad, pues son las plantas, parte de la base primaria del mismo [2].
Con respecto a los animales de granja, es preciso señalar que se ha demostrado que la contaminación acústica, y el estrés que produce, reduce el consumo de alimento del ganado y la capacidad de producir leche. Además, también afecta al crecimiento de los pollos y gallinas, así como a la producción de huevos [2]. Si bien, ello se analiza desde una perspectiva económica antropocéntrica, se debe entender que estos efectos alteran en sí mismos, el equilibrio natural.
Este desequilibrio también se manifiesta en ecosistemas salvajes, ello porque en la medida que los animales en los escalones más bajos de la pirámide alimentaria huyen; debido a los ruidos humanos a los que no están acostumbrados, sus depredadores también o se debilitan. En ambos casos, repercute negativamente en la flora y el paisajes. Sin embargo, los efectos nocivos en la contaminación acústica no se limitan solo a la tierra. Se ha demostrado cómo el ruido de barcos y naves afecta gravemente a los mamíferos oceánicos [2].
Las orcas, ballenas y delfines dependen mucho de la emisión de ondas sonoras y la alta frecuencia de las embarcaciones distorsiona su capacidad de comunicarse, reproducirse o encontrar alimento. En ese sentido, se ha descubierto que los sonares militares y la «burbuja marina» de barcos exploradores de petróleo, han sido responsables de la muerte de gran número de estas especies [3].
A partir de todo ello se puede concluir que la contaminación acústica no solo tiene efectos nocivos en la salud de las personas, sino que afecta incluso más a los animales y, a través de ellos, al equilibrio de los ecosistemas tanto terrestres, como marinos. Ello porque, al ser más sensibles a las ondas sonoras, el ruido perturba sus patrones de reproducción, alimentación, y relación con otras o su misma especie.
El Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, nos permite reconocer y repensar sobre estas consecuencias; de ahí su importancia y la necesidad de seguir actuando como agentes de cambio que concienticen responsablemente sobre la importancia de vivir en un ambiente libre de contaminación sonora en pos a nuestra salud y a un medio ambiente equilibrado.
Referencias:
[1] AQUAE Fundation. Día Mundial contra el Ruido: por qué es tan importante. Fecha de consulta: 28 de abril de 2021
https://www.fundacionaquae.org/dia-mundial-contra-el-ruido/
[2] Grupo Villar. Cómo afecta la contaminación acústica al medio ambiente. Fecha de consulta: 28 de abril de 2021
https://www.energyavm.es/como-afecta-la-contaminacion-acustica-al-medio-ambiente/
[3] Blog Vida+ verde. Cómo afecta el ruido al medioambiente https://vidamasverde.com/2013/como-afecta-el-ruido-al-medioambiente/