Los Juegos del Hambre: la “Revolución Verde” y el Derecho a la Soberanía Alimentaria

Katniss disparando una flecha (Foto: Lionsgate)

Escrito por Adriana Castro, miembro del Consejo Editorial de Conexión Ambiental

La primera película de la saga “Los Juegos del Hambre”, basada en la trilogía de libros de Suzanne Collins, nos presenta un escenario distópico y controlador ubicado en lo que, antes del gran conflicto de los Días Oscuros, habría sido parte de América del Norte. Panem es un país gobernado por el Capitolio, y rodeado por 12 distritos aislados entre sí que se encargan de producir diferentes bienes y servicios para la población de este último. Anualmente, durante el apogeo de la cosecha, cada distrito se ve obligado a enviar dos tributos (un chico y una chica entre los 12 y 18 años) para que participen en los Juegos del Hambre. Este es una suerte de espectáculo, transmitido en directo, que consiste en una lucha a muerte entre los tributos para reafirmar la supremacía del Capitolio, e instarlos a luchar por un suministro de comida decente para su distrito.

Entonces, cabe preguntarnos ¿cuál es la situación de los distritos?, la situación refleja múltiples violaciones a derechos fundamentales generadas por un gobierno dictatorial que los sume en una intensa pobreza multidimensional. En ese sentido, lo que resulta especialmente llamativo es ¿cómo subsisten sin las raciones del “Festival de la Cosecha”? Este Festival brinda alimentos al distrito del tributo ganador para que el pueblo subsista hasta la siguiente cosecha sin necesidad de endeudarse con “papeletas” que, a cambio de una ración básica de comida, resultan en colocar más veces el nombre de la persona en la urna del sorteo para los Juegos del Hambre.

¿Existe en Panem una Revolución Verde futurista?

La Revolución Verde se produjo luego de la crisis generada por la Segunda Guerra Mundial, bajo el supuesto de producir mayor cantidad de alimentos para lograr abastecer a las poblaciones hambrientas del mundo. Así, la industria agraria entró en un proceso de industrialización que implicó un crecimiento basado en nuevos medios de producción y un sesgo favorable a la población urbana [1].En ese sentido, este periodo se caracterizó por el mejoramiento genético de cultivos, el uso de nuevos plaguicidas y fertilizantes, la construcción de grandes obras de irrigación, y, en general, la mecanización de las tareas agrícolas .Del mismo modo, las grandes regiones productoras prefirieron cultivar- masivamente- especies mejoradas, por lo que se decantaron por los campos monocultivo (maíz, trigo, algodón, etc.) y abandonaron el cultivo de las especies locales [2]. De ese modo, se debilitó el núcleo de la agricultura familiar en las zonas rurales, y tuvo como consecuencia el aumento de la pobreza y una marcada inseguridad alimentaria [3]. Asimismo, se perdió la biodiversidad agrícola, se consolidó el uso indiscriminado de productos químicos, y, por ende, se generó la degradación de suelos y contaminación de fuentes de agua [4].

En Panem podemos observar que los distritos fueron aislados entre sí, y destinados a producir bienes y servicios específicos para el Capitolio. Así, el Distrito 9 estaba destinado exclusivamente a producir grano (trigo, avena, centeno y cebada), y arroz; y el Distrito 11 también se especializaba en agricultura y, básicamente, se esclavizaban a los pobladores en los campos de cereales y hortalizas. Del mismo modo, el Distrito 3 proveía de tecnología al Capitolio; el Distrito 5 brindaba energía, y el Distrito 6 se encargaba del transporte. En este sentido, observamos que, luego de los Días Oscuros (gran conflicto similar a una guerra civil que sucede previo a la creación de Panem) se produjo un reordenamiento que, en este caso, no tendría fines altruista o sociales (como la erradicación del hambre), sino el mantenimiento de una élite fuertemente jerarquizada al interior del Capitolio bajo la excusa de mantenimiento de la “paz”. Así, el Gobierno dictador de Panem decide someter a los Distritos negándoles su derecho alimentario, y manipulándolos a través de los Juegos del Hambre. Todo ello de una forma particular: se produce una revolución tecnológica que permite producir alimentos en los alrededores de las Montañas Rocosas, transportarlos eficientemente hacia el Capitolio, y excluir a las familias empobrecidas de los Distritos productores de su consumo directo.

De ese modo, encontramos varios elementos similares entre la situación de Panem y la Revolución Verde: (a) ambos fueron resultado de la guerra, (b) utilizaron la tecnología como herramienta para afianzar sus objetivos, y (c) tuvieron como resultado un gran sector de la población empobrecido y sin acceso a fuentes de alimento. Si bien detrás de la Revolución Verde existieron intereses sociales “positivos”, mientras que el Capitolio tenía la intención de controlar a los distritos a través del racionamiento extremo de la producción alimentaria, podemos inferir que en ambos casos se produjeron consecuencias dañinas para la población y el ambiente. Pues, al especializar de ese modo la producción de los distritos 9 y 11, se abandonó la biodiversidad agrícola propia de la población local, y se priorizaron los campos monocultivo, que finalmente tienen como consecuencia la degradación de los suelos. Asimismo, observamos que el uso de la tecnología que provenía del distrito 3 era controlado únicamente por las élites del Capitolio o por “agentes de la paz” (cuerpo armado de Panem que sometía a los Distritos). Entonces, al igual que en la Revolución Verde, la intención no fue brindar herramientas a las poblaciones locales para un desarrollo autosostenible, sino alimentar una industria creciente controlada por intereses de élites.

Así, cabe resaltar que, si bien algunas industrias pueden buscar un equilibrio con el medio local y un desarrollo medianamente amigable con el ambiente que explotan, es común que contaminen, degraden los recursos, y, sin más, decidan irse. Por ello, es sumamente importante que el manejo de los medios de producción estén a cargo de las poblaciones locales, y se les empodere a través del uso de tecnologías que les permitan un desarrollo autónomo y sostenible. Pues, al ser la comunidad su medio de vida, desarrollarán sus actividades de manera responsable con el ambiente, y podrán garantizar su subsistencia, así como el acceso a alimentos dignos. De ese modo, cabe preguntarnos ¿qué derecho responde a la protección de esta necesidad?

El Derecho a la Soberanía Alimentaria y el pueblo de Panem

El Derecho a la Soberanía Alimentaria fue acuñado por el movimiento internacional Vía Campesina, y ha ido evolucionando desde su definición en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en Roma (1996), así Bringel lo define como [5]

“el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas alimentarias y agrícolas,proteger y regular la producción agropecuaria nacional y el comercio para alcanzar metas de desarrollo sustentable; determinar hasta qué punto desean ser autosuficientes; restringir el dumping de productos en sus mercados (…). La soberanía alimentaria no niega el comercio, sino que promueve la formulación de políticas y prácticas de comercio al servicio del derecho de los pueblos y la gente a una producción inocua, saludable y ecológicamente sustentable” [6]

Es decir, podemos considerar que la soberanía alimentaria busca democratizar y transformar los sistemas alimentarios, bajo un modelo no-capitalista enfocado al desarrollo comunitario sostenible. Así, esta se ha fortalecido como una estrategia post-neoliberal que responde a la industrialización de la Revolución Verde, y cuyo objetivo principal es combatir el hambre de modo sostenible y asegurar los alimentos a la población . De ese modo, los elementos clave que protege este derecho son “la apropiación y gestión de los recursos, la tierra y el territorio, el comercio local e internacional, la participación social, y el derecho a la alimentación” [7].

Observamos que el pueblo de Panem es controlado por un Gobierno dictador que, si bien cuenta con los recursos para asegurar alimentos a todo el país, controla a la población de los Distritos en base a la privación de alimentos, el aislamiento, y la prohibición de cultivar sus campos para el autoconsumo, pues los llevaría a una subsistencia independiente. Así, el Capitolio instrumentaliza los medios de producción y subordina la fuerza laboral del pueblo de Panem para mantener su hegemonía, sin importar las consecuencias en el ecosistema de los Distritos. De ese modo, el Derecho a la Soberanía Alimentaria de los Distritos se ve claramente vulnerado, debido a que las políticas alimentarias se ven dominadas por intereses elitistas que les impiden regular y proteger su propia producción para garantizar su subsistencia. Asimismo, en base al aislamiento y alta especialización, se les anula su capacidad de decisión en torno a un desarrollo productivo sostenible ( pues no tienen acceso a elementos como energía o transporte).

Algunas conclusiones ¿Panem en el 2020?

Por último, cabe resaltar que la primera entrega de la saga de los Juegos del Hambre es una película que nos llama a reflexionar en torno a un futuro que, en vista de las diferentes crisis suscitadas este 2020, no parece distópico o muy lejano. Ahora bien ¿por qué esa reflexión? El Capitolio busca subordinar a un pueblo sumido en la pobreza para mantener a una pequeña élite de personas que controlan al país; además, se les anula su capacidad de decisión y se les controla a través del racionamiento extremo de alimentos. El modelo neoliberal plantea un problema similar frente a las comunidades cuyo desarrollo depende del desarrollo de una agricultura local no industrializada. Episodios como la “Revolución verde”, que pretenden responder a necesidades inocuas, finalmente responden a intereses capitalistas controlados por élites que priorizan ganancias y rentabilidad, y vulneran profundamente su derecho a la soberanía alimentaria.

Referencias

[1] García, Marcos (2011). La agricultura de la Revolución Verde a la Revolución Sostenible. En El Economista. Recuperado el 2 de octubre de 2020 de
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-agricultura-de-la-Revolucion-Verde-a-la-Revolucion-Sostenible-20110907-0005.html

[2] Mariscal, Araceli, César Ramírez y Alfonso Pérez (2017). Soberanía y Seguridad Alimentaria: propuestas políticas al problema alimentario. Recuperado el 1 de octubre de 2020 de
http://www.scielo.org.mx/pdf/textual/n69/2395-9177-textual-69-9.pdf

[3] García, Marcos (2011). Op. cit.

[4] Mariscal, Araceli, César Ramírez y Alfonso Pérez (2017).Op.cit.

[5] Mariscal, Araceli, César Ramírez y Alfonso Pérez (2017).Op.cit.

[6] Bringel, Breno (2015). Soberanía alimentaria: la práctica de un concepto.Recuperado el 1 de octubre de 2020 de
http://www.2015ymas.org/IMG/pdf/Soberania_Alimentaria_Breno_Bingel.pdf

[7] Bringel, Breno (2015). Op. cit.

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