Escrito por Camila Leon, miembro del Consejo Editorial de Conexión Ambiental
Forever21, H&M, Zara, son algunas de las marcas de ropa que suelen ser vendidas en las tiendas por departamento de los centros comerciales de todo el mundo, incluido nuestro país. No sería raro que cualquiera de nosotros tenga alguna prenda de ropa de tales marcas, y es que ofrecen comodidad, variedad, actualidad y, en cierta medida, precios relativamente normales. Sin embargo, en los últimos años se ha venido exponiendo una preocupante problemática ligada a esta tendencia: en efecto, la producción textil de estas y otras marcas se basa en una “constante reducción de los costes de producción, lo que implica graves consecuencias para nuestra salud, nuestro planeta y para las vidas de quienes las producen” [1].
¿En qué consiste la fast fashion o moda rápida?
Las definiciones más críticas sostienen, resumidamente, que la fast fashion es “ropa barata de usar y tirar producida en masa” [2], o “la rapidez con la que los diseños modernos pasan de las pasarelas a las tiendas y, finalmente, al tacho de basura” [3]. En líneas generales, podemos entender a este concepto como una “estrategia de negocio -considerada por la mayoría de los autores como un fenómeno- que busca reducir la cantidad de procesos involucrados en la cadena de suministro con el fin de obtener productos acabados -prendas- lo más pronto posible en los almacenes, reduciendo costos, especialmente en los procesos de fabricación y manufactura, para satisfacer las necesidades de sus clientes” [4].
En esa línea, la moda rápida es un fenómeno de origen relativamente reciente, y se caracteriza por la simplificación de procesos dirigida a la generación de menores precios y mayores réditos por ventas masificadas. Por tanto, no es casualidad que las grandes marcas de ropa alrededor del mundo se estructuren alrededor de este método de producción.
¿Cuáles son los principales impactos medioambientales que produce la fast fashion?
Ante un modelo que satisface tanto a sus consumidores como a sus productores, es válido cuestionarse, ¿y dónde está el problema? La problemática relacionada a la moda rápida tiene varias aristas: se han identificado efectos sanitarios, ambientales, laborales e, incluso, psicológicos [5]. Para efectos de este artículo, nos enfocaremos en los impactos ambientales de dicho fenómeno.
Para comenzar, después de la industria petrolera, la industria de la moda es la segunda más contaminante en el mundo [6]. Desde el principio de la cadena de suministro, podemos observar que un ejemplo relevante de detrimento hídrico reside en la utilización de fertilizantes en la producción del algodón, materia prima clave para la industria textil [7]. Más allá de ello, se ha demostrado que la industria textil requiere de ingentes cantidades de agua para lograr la siembra de algodón. Así, “para fabricar unos jeans se necesita un mínimo de 3781 litros de agua y para producir un kilo de algodón se necesitan más de 10.000 litros de agua, la misma que consume un individuo en diez años” [8].
Por otra parte, la industria textil contribuye al problema de degradación de suelos que existe a nivel global. Ello se traduce en “el pastoreo excesivo con cabras cachemir y ovejas criadas para su lana, el uso masivo de sustancias químicas en la producción de algodón, la deforestación causada por las fibras producidas a partir de la madera” [9]. Por tanto, la fast fashion no solo se traduce en contaminación de recursos hídricos, sino también con la utilización insostenible del suelo, así como en la tala indiscriminada de árboles.
En el proceso de elaboración de prendas de vestir, también se identifica la utilización de “amplia variedad de tintes y otros compuestos químicos, incluidos los ácidos, bases, sales, agentes humectantes, colorantes y otros acabados auxiliares” [10]. En las plantas de procesamiento textil, se suelen emplear fibras durante el teñido, blanqueamiento y, en líneas generales, tratamiento de las prendas. Estos elementos suelen ser vertidos en cuerpos hídricos, y terminan dejando escenarios preocupantes.
Tan es así, que “[e]n la mayoría de los países donde se produce ropa, las fábricas textiles arrojan las aguas residuales que producen directamente a los ríos, sin ningún tipo de tratamiento previo” [11]. Como si fuera poco, dichas aguas residuales se encuentran compuestas por tóxicos contaminantes como el plomo y el mercurio, los cuales terminan por generar consecuencias perjudiciales para los ecosistemas acuáticos, así como para las personas cuyas necesidades dependen de dichos espacios [12]. Eventualmente, estas aguas contaminadas terminan en el mar, con lo que el efecto negativo es aún mayor.
A modo de ejemplo, cuando se lavan prendas compuestas por las fibras textiles expuestas anteriormente, “se liberan en el agua alrededor de 700.000 microfibras, que se abren paso de este modo hasta nuestros océanos […] Estos organismos alimentan posteriormente a peces pequeños, que a su vez sirven de alimento a peces más grandes y, de este modo, se introduce el plástico en nuestra cadena alimentaria” [13]. Finalmente, cabe añadir que la producción textil es responsable del 20% de las aguas residuales generadas globalmente [14].
En resumen, la totalidad del proceso de elaboración de prendas de ropa es notoriamente contaminante. En consecuencia, la industria de la moda produce anualmente entre 4 000 y 5 000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂), lo que representa entre el 8 % y el 10 % de las emisiones globales de este gas” [15]. Como factor adicional, las fábricas de ropa suelen estar ubicadas en países del sudeste asiático, donde la normativa ambiental no es muy exigente. Sin embargo, este no se trata meramente de un tema sectorial: en dichos estados, las condiciones laborales tampoco son las mejores.
La fast fashion también es un problema de explotación laboral
Si bien el objetivo principal de este artículo es abordar el problema de la moda rápida desde una perspectiva medioambiental, no podemos dejar de considerar que el ser humano también forma parte de un determinado entorno. Así, es pertinente hacer una breve referencia a las pésimas condiciones laborales de quienes se dedican a la industria textil.
Como se señaló en la sección anterior, entre los países del sudeste asiático donde se elaboran las prendas de ropa de las marcas de fast fashion se encuentran Taiwán, Myanmar, Camboya, Laos, Vietnam, China y Bangladesh. Estos países (salvo China) se caracterizan por tener economías poco desarrolladas y, por tanto, “[b]ajo las excusas de que las alternativas de trabajo en estos países son escasas, estas industrias se dedican a producir a un costo que cada vez es más bajo, lo que obliga a los dueños de las fábricas a mantener condiciones de trabajo poco dignas” [16]. Esto se manifiesta en salarios irrisorios, aglomeraciones en espacios pequeños o inseguros (puede tomarse como ejemplo el derrumbe del edificio “Rana Plaza” en 2013, que se tradujo en cifras de alrededor de 1100 personas muertas y cerca de 2500 heridos). Es importante concluir señalando que estos perjuicios son aún peores cuando nos referimos a trabajadoras del género femenino, pues su trabajo es aún más infravalorado que el de sus colegas varones.
A modo de cierre
Todas las actividades que realizan los seres humanos tienen un impacto ambiental, sea mayor o menor. Proponer una solución a este problema no es sencillo, puesto que ello depende, en gran parte, de la iniciativa de las empresas y los gobiernos que están involucrados. Sin embargo, como usuarios, sí podemos generar un impacto. Es importante buscar otras marcas de ropa con prácticas más sostenibles e, incluso, una solución aún más sencilla es propagar información en todas las plataformas que tengamos a nuestro alcance. Después de todo, hemos notado en los últimos tiempos que las redes sociales tienen un gran poder para incidir en las decisiones económicas y políticas de grandes actores. Exigiendo mejores métodos de producción, mejores condiciones laborales, y tomando conciencia acerca de la sostenibilidad de nuestros hábitos de consumo podremos llegar a un mejor estándar ambiental (y laboral) favorable para nosotros y para los grupos humanos que se ven directamente inmersos en el sector textil.
Referencias
[1] Sustain Your Style. (s. f.-a). El lado oscuro de la industria de la moda. El lado oscuro de la industria de la moda. Recuperado 1 de noviembre de 2020, de https://www.sustainyourstyle.org/impacto-de-la-moda?gclid=Cj0KCQiAy579BRCPARIsAB6QoIYmF3VuJUPAk0Zbu8UScBDjkmDMPD4urOC3F6sPq4KS5B13kJZ_MzMaApVPEALw_wcB
[2] Sustain Your Style. (s. f.-b). Fast Fashion: el monstruo de nuestro armario. Impacto de la moda. Recuperado 1 de noviembre de 2020, de https://www.sustainyourstyle.org/fast-fashion-1
[3] Trusted Clothes. (s. f.). Industry Abuses. Recuperado 1 de noviembre de 2020, de https://www.trustedclothes.com/Problem.shtml
[4] Barahona, M. (2018). ANÁLISIS DEL FAST FASHION COMO GENERADOR DE PATRONES DE CONSUMO INSOSTENIBLES. FUNDACIÓN UNIVERSIDAD AMERICA – FACULTAD DE EDUCACIÓN PERMANENTE Y AVANZADA ESPECIALIZACIÓN EN GESTIÓN AMBIENTAL. https://repository.uamerica.edu.co/bitstream/20.500.11839/7138/1/078390-2018-I-GA.pdf
[5] Para mayor información, revisar http://www.ciaindumentaria.com.ar/plataforma/mas-que-impacto-ambiental-el-fast-fashion-tambien-podria-estar-danando-nuestra-mente/.
[6] Sustain Your Style. (s. f.-a), op. cit.
[7] Sustain Your Style. (s. f.-a), op. cit.
[8] Perú Retail. (2019, 16 julio). El rol de las fast fashion en el impacto ambiental. https://www.peru-retail.com/fast-fashion-onu-emergencia-ambiental/
[9] Sustain Your Style. (s. f.-a), op. cit.
[10] Quiroa, Y. (2012). INFORME FINAL DE INVESTIGACION “ESTUDIO DE LAS SUSTANCIAS INORGANICAS MAS USADAS EN LA INDUSTRIA TEXTIL Y LA IMPORTANCIA DE SU CONOCIMIENTO EN LOS INGENIEROS INDUSTRIALES”. UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CALLAO – FACULTAD DE INGENIERIA INDUSTRIAL Y DE SISTEMAS. https://unac.edu.pe/documentos/organizacion/vri/cdcitra/Informes_Finales_Investigacion/IF_MARZO_2012/IF_QUIROA%20MUNOS_FIIS.pdf
[11] Sustain Your Style. (s. f.-c). Impacto medioambiental de la moda. Impacto de la moda. Recuperado 1 de noviembre de 2020, de https://www.sustainyourstyle.org/es/impacto-de-la-moda
[12] Sustain Your Style. (s. f.-c)., op. cit.
[13] Sustain Your Style. (s. f.-a), op. cit.
[14] Organización de las Naciones Unidas. (2019, 12 abril). El costo ambiental de estar a la moda. Noticias ONU. https://news.un.org/es/story/2019/04/1454161
[15] Pérez, J. (2020, 9 septiembre). El precio ambiental de la moda rápida. The Conversation. https://theconversation.com/el-precio-ambiental-de-la-moda-rapida-144956
[16] (s.f.). Capítulo 1. Fast fashion como un modelo de hiperconsumo en la moda. https://fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/alumnos/trabajos/15785_15350.pdf. Universidad de Palermo.
Imágenes tomadas de:
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/12/131127_grandes_historias_2013_edificio_bangladesh_yv
https://www.pinterest.com.mx/pin/367747125821935473/
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A scrappy solution to the fashion industry’s giant waste problem
2 Comments
I am forever thought about this, thanks for posting. Britni Portie Darin
I love reading through an article that can make men and women think. Eolanda Emery Burwell