Introducción
Muchos dependemos de nuestro trabajo para subsistir: los comerciantes del mercado, por ejemplo. El punto es que dependemos de algo para conseguir ingresos económicos que cubran nuestras necesidades básicas, aquellas que hacen posible el mantenimiento de una calidad de vida.
¿Qué pasaría si aquello de lo que dependes deja de existir? Las comunidades indígenas en aislamiento voluntario o etapa inicial, al igual que todos los demás, dependen de algo: el medio que los rodea, es decir, la naturaleza. Su cultura es la que condiciona su manera de vivir y su forma de percibir el mundo. Sin duda, una diferente a la nuestra, pero que merece el mismo nivel de respeto y consideración. Si bien no cuentan con un trabajo tradicional, el suyo se basa en la extracción de alimentos directamente desde su territorio. Ahora, los problemas ambientales impactan en la vida de todos; no obstante, no lo experimentamos de la misma forma que dichas comunidades. Ello debido a que su supervivencia depende directamente de estos ecosistemas: su alimentación y sus actividades diarias; la naturaleza es su hogar, su cultura y su modo de vida.
¿Quiénes son?
Las comunidades indígenas en aislamiento voluntario o en contacto inicial son llamadas así justamente porque no tienen contacto con el exterior o este es muy débil. Según la definición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su informe “Los Pueblos Indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial en las Américas” (2024), el término “voluntario” resalta la importancia de la autodeterminación que tienen los pueblos de elegir su aislamiento, decisión que debe ser respetada al ser estos sujetos de derecho (p.4). Del mismo modo, se recuerda no utilizar el término “no contactados” en sentido estricto, debido a que muchos de los miembros de las poblaciones sí han tenido contacto con otras personas en el pasado. Se hace referencia a los pueblos indígenas en contacto inicial, es decir, los que mantienen un contacto esporádico con la población mayoritaria no indigena.
Por otro lado, según el artículo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas por el dia Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo 2024, en la actualidad, alrededor de 200 grupos de pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial viven en bosques remotos, ricos en recursos naturales en diferentes países, entre ellos Perú. Al vivir alejados del resto del mundo se trasladan de manera que les es posible dedicarse a la recolección y la caza, preservando así sus culturas y lenguas.
Dichos pueblos dependen por completo de su entorno ecológico. Cualquier cambio en su hábitat natural puede perjudicar tanto la supervivencia de los miembros individuales como del grupo en su conjunto. A partir de ello, es sencillo comprender que se trata de grupos que se encuentran en alta vulnerabilidad sanitaria, territorial, sociocultural y demográfica. Especialmente, son propensos a contraer enfermedades, que si bien para nosotros pueden ser tratables y curarse en un par de días, para ellos pueden llegar a ser mortales.
Sobre los problemas ambientales
Antes de abordar el tema de los problemas ambientales que afectan al Amazonas y a el mundo en general, se recuerda la importancia que tiene biodiversidad: proporciona el aire limpio que respiramos, limita el brote y propagación de enfermedades infecciosas, genera fortaleza con medicinas tradicionales, proporciona una variedad de alimentos esenciales para nuestra subsistencia, regula el clima, previene y mitiga los impactos de desastres. Claramente, todos, sin importar el grupo o clase social al que se pertenezca, compartimos el mismo medio ambiente y dependemos de la biodiversidad. Lamentablemente, se presentan demasiadas amenazas: la deforestación, la sobreexplotación de recursos, contaminación del agua, minería ilegal y entre otros que contribuyen al cambio climático, de los cuales, en su mayoría, son recomendables las empresas extractoras.
¿Cómo impacta esta problemática?
Los principales peligros climáticos en el Perú son son las olas de calor, el aumento del nivel del mar, inundaciones, sequías, lluvias intensas y olas de frío. Ahora bien, en general los impactos principales que se generan consisten en la proliferación de enfermedades, la afectación a la salud de las personas por exposición al calor extremo, una mayor probabilidad de riesgos biológicos, riesgos de mortalidad en los seres humanos, el aumento de riesgos de incendios forestales y entre otros. Pero, ¿cómo les impacta esto a las comunidades indígenas en aislamiento voluntario y etapa inicial? Las empresas extractoras provocan una alta emisión del CO2 y alteraciones en el ecosistema que cambian el ciclo del carbono, lo cual provoca una retención excesiva del mismo en la atmósfera que termina en pérdidas en la biodiversidad. Los cuales generan una modificación directa en la vida de las poblaciones.
La deforestación de su territorio implica la pérdida de insumos para su subsistencia alimentaria y un quebranto directo en su hogar. Asimismo, la pérdida de especies, implica menos animales para cazar y termina un cambio en su dieta que puede desequilibrar el funcionamiento de su cuerpo y afectar a su salud. Del mismo modo, los cambios de clima abruptos, requieren de una adaptación de su cuerpo que es probable que no puedan resistir. A diferencia de nuestro caso, estos problemas no pueden arreglarse yendo al supermercado y comprando los insumos que están de temporada o productos enlatados de los diferentes alimentos que en su momento no se encuentren disponibles en el mercado. Para los pobladores indígenas, supone una exposición a riesgos que pueden ser mortales. También, la tala de árboles ilegal en sus territorios termina en la exposición de un peligro inminente a contraer enfermedades y perder vidas. Y si no fuera el caso, de todas formas se da una pérdida en el ecosistema.
Entonces, frente a tantos riesgos, ¿qué ley protege a dichas comunidades?
Es imprescindible comenzar por el reconocimiento de sus derechos contemplados en el informe de la CIDH: la libre autodeterminación y principio de no contacto, y la participación y consulta previa, libre e informada, los cuales resaltan la libertad fundamental que tienen los pueblos de aislarse (el principio de no contacto). Ello exige el respeto de su decisión y la implementación de políticas públicas que protejan sus espacios vitales y los aleje de presiones por parte de empresas extractivas, la tala ilegal de madera y el asentamiento no autorizado en el área.
Ahora, en caso de las poblaciones en aislamiento voluntario, como consecuencia de la autodeterminación que tienen y su decisión de mantenerse aislados, no es posible realizar una consulta previa, libre e informada de acuerdo a los estándares establecidos por la Comisión y la CIDH. Pero, ¿por qué? ¿No se supone que al ser un sector altamente vulnerable, este proceso debería tener mucha más relevancia? Para comprender mejor ello, es primordial recordar el rechazo que tienen las poblaciones hacia las personas ajenas a sus territorios ancestrales. Muchos de ellos han optado por alejarse debido a que en el pasado han sido violentados, ya sea una esclavización colonizadora o histórica. Ahora, si bien no es la razón que tienen absolutamente todos los pueblos indígenas, la reacción violenta sigue siendo igual de esperable al ser un mecanismo de protección frente a lo que consideran un riesgo. Con todo lo mencionado, se puede entender el por qué no se podría realizar una consulta previa, además de que esta podría suponer un contacto claramente en contra de su voluntad.
En cuanto a los pueblos en contacto inicial, la CIDH considera que sí es posible una consulta previa, libre informada y de buena fe, dirigida a obtener su conocimiento ya que el contacto con otros pueblos facilita la comunicación acerca de ello. Sin embargo, se debe tener en cuenta la vulnerabilidad e interdependencia que tienen con sus territorios y que son sujetos activos y titulares de derechos para decidir.
El caso peruano
En cuanto a la situación peruana se cuenta con numerosos pueblos indígenas en las mismas situaciones, los cuales están registrados por la BDPI (Base de Datos de Pueblos Indígenas u Originarios). Estos se albergan en la amazonía peruana, los cuales exigen y necesitan de mecanismos de protección por lo que han sido implementados. De igual manera, una serie de regulaciones y procedimientos para protegerlos tanto a ellos como a sus territorios a partir de la promulgación de la normativa específica para PIACI (Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario y Contacto Inicial), todo ello se encuentra en el Régimen Especial Transectorial: la delimitación de áreas intangibles reservadas para PIACI, tanto en Reservas Territoriales e Indígenas, como dentro de Áreas Naturales Protegidas, algunas de las reservas son:
- Reserva Indígena Isconahua (Decreto Supremo N°007-2016-MC)
- Reserva Indígena Murunahua (Decreto Supremo N°007-2016-MC)
- Reserva Indígena Mashco Piro (Decreto Supremo N°007-2016-MC)
- Reserva Indígena Kakataibo Norte y Sur (Decreto Supremo N°015-2021-MC)
- Reserva territorial Madre de Dios
- Reserva Territorial Kugapakori, Nahua, Nanti y otros.
Sin embargo, ¿el Gobierno ha utilizado de manera efectiva los mecanismos y garantiza el cumplimiento de las normativas y la protección de sus derechos? Como se ha evidenciado, existen diversos mecanismos y normativas que velan por la protección de los derechos de los pueblos indígenas PIACI y la protección de su bienestar en general. Sin embargo, el cumplimiento de ellos no ha sido muy efectiva y podemos notarlo en los recientes acontecimientos ocurridos. Según el medio de comunicación Infobae, publicado en junio de este año, actualmente, se ha comprobado que algunas reservas han sido vulneradas por actividades ilegales como la tala ilegal y el narcotráfico, incluso mostrándose la existencia de pistas clandestinas y caminos forestales ilegales en su interior. Del mismo modo, se han registrado bloqueos petroleros amenazan a más de 400 comunidades. dicho estudio menciona al menos 31 bloques petroleros que se superponen no solo con varias reservas Piaci, sino también con 435 comunidades indígenas. Claramente, dichas actividades extractivas son una grave amenaza a sus derechos fundamentales y su dignidad y vida. Del mismo modo, SPDA actualidad ambiental informa de la carretera Jenaro Herrera-Colonia Angamos en Loreto que también amenaza áreas protegidas y reservas PIACI. Además, se comenta que anteriormente se habían tenido problemas con su construcción. En el 2021 se detectó que se habían realizado trabajos de deforestación sin contar con instrumentos de gestión ambiental ni autorización de desbosque. Es decir que las EIA (Estudios de Impacto Ambiental) no se habían realizado. Por último, COICA comunica el peligro que corre la vida de muchas personas en Ucayali debido al proyecto de carretera Nueva Italia – Breu. Este, consiste en cultivos de coca que se expanden alrededor de la vía, cuyo destino final se ubica cerca de la Reserva Indígena Murunahua.
Conclusiones y cierre
A modo de cierre, se ha llegado a la conclusión que los principales factores que influyen en los cambios climáticos y problemas ambientales que más afectan al medio ambiente son provocados por las empresas extractivas, deforestación, minería ilegal, entre otros. Los impactos de estos problemas consisten en, principalmente, una alta emisión del CO2 y alteraciones en el ecosistema que alteran el ciclo del carbono, lo cual provoca una retención excesiva del dióxido de carbono en la atmósfera que proliferan las enfermedades, afectan a salud de las personas y provoca una mayor probabilidad de riesgos biológicos que terminan en riesgos de mortalidad en los seres humanos y pérdidas en la biodiversidad.
Entonces, estos problemas afectan mucho más a las comunidades indígenas en aislamiento voluntario o contactos iniciales. Debido a que muchas de las empresas no respetan sus derechos y violan las leyes y normativas internacionales, así como los decretos nacionales. Es decir, sumado a que el Gobierno no ha estado haciendo un buen trabajo, no ha habido un debido seguimiento ni tampoco se ha prestado atención a los reclamos de las comunidades indígenas cercanas a los problemas. Todo ello se manifiesta en los diferentes casos que se han presentado este año que se han mencionado en párrafos anteriores.
Por último, es claro el desinterés por parte del Estado para abordar estas situaciones que afectan a uno de los grupos más vulnerables. Pero, si bien las autoridades son las que deben abordar estas problemáticas, también se requiere de un apoyo colectivo. Interesarnos por estos temas y dejar de lado estereotipos que satanizan la cultura de los pueblos indígenas, clasificándolos como salvajes y deshumanizantes. El Perú es un país pluricultural, con varias culturas, ecosistemas y diversidad biológica. Hay diferentes grupos, religiones y tradiciones, pero todas las personas, sin importar su contexto y lugar de procedencia, comparten un medio ambiente por proteger.
Bibliografía
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