Escrito por Marcia Crisóstomo y Leonardo Arévalo*
En los últimos años, uno de los principales riesgos en todos los países del mundo ha sido la escasez, cada vez mayor, del agua dentro de sus distintas ciudades. El Cabo (ciudad de Sudáfrica) hace un par de años tuvo que enfrentar la posible llegada del llamado “Día Cero”. Es decir, el día en el cual la ciudad quedaría totalmente desabastecida de este recurso tan esencial para subsistir y desarrollarse [1]. Así, como Sudáfrica, otros 17 países, según datos del programa Aqueduct perteneciente al WRI (Instituto de Recursos Mundiales) poseen índices extremadamente altos de estrés hídrico [2], lo que provocaría la llegada cada vez más rápida del “Día Cero”.
Tras estos signos de alarma era de esperarse que los mercados mundiales reaccionaran con mecanismos para controlar la situación y evitar que la crisis por este recurso nos lleve a situaciones sin retorno. Uno de estos controles fue el anuncio en Wall Street de la cotización del agua en los mercados futuros. El 07 de diciembre del año pasado, el mercado de instrumentos derivados más grande del mundo (Chicago Mercantil Exchange) lanzó el “Índice del Agua Nasdaq Veles California”, con el cual estableció su primera cotización de un millón 233 mil litros de agua por un valor de 486 dólares. [3]
¿Es una medida efectiva?
Aunque esta medida ha sido de impacto mundial, el “precio del agua”, en realidad, no es novedoso. Podemos encontrarlo a través del consumo en botellas, en los alimentos que consumimos, en la electricidad y, básicamente, en todo. Así mismo, pese a que en muchos países el agua es reconocida como un bien público, el manejo de este recurso se da a través de empresas privadas, quienes ganan las licitaciones o concesiones en concursos públicos. De esta manera, se forman los mercados del agua, en los cuales, lo que se transa es el derecho del uso de este recurso y, no el recurso en sí mismo. Por esa razón, al introducir el agua como bien cotizado en la bolsa, lo que se cotizará será el precio del agua a futuro y no el agua en sí misma.
Esto implicaría que, si establece un precio excesivamente caro, las economías que se sustentan mediante actividades como la agricultura, la ganadería, en las cuales el agua funciona como un factor de producción fundamental, se verían gravemente afectadas. Sin embargo, esto podría generar otro tipo de incentivos como el acaparamiento del agua (es decir, la acumulación del recurso en un grupo pequeño de personas), haciendo más rentable el negocio. Si, por otro lado, se establece un precio muy barato, se podría incentivar prácticas de despilfarro y sobreexplotación de este recurso.[5]
Ahora bien, el objetivo de este mecanismo (el “Índice del Agua Nasdaq Veles California”), en realidad, es de permitir realizar un mejor seguimiento del precio del agua para establecerlo a un nivel que permita incentivar el ahorro de este recurso sin perjudicar demasiado las actividades dependientes de este. Pese a ello, cabe resaltar que esta nueva forma de valorización del agua en la Bolsa de Valores, es ciega ante las consecuencias de que el agua tenga un precio. No se puede cotizar las implicaciones sociales, medioambientales, derechos humanos, pobreza, etc.
La respuesta a la pregunta de si este mecanismo es efectivo o no, aún es incierta. Las respuestas de los países, del mercado mundial y de la población común, determinarán la efectividad de mecanismos que responden al aumento de la escasez del agua.
¿Cuáles son las consecuencias para América Latina?
Ahora, si bien es cierto que este mecanismo ayudó a California a enfrentar su situación de crisis, no implica que los resultados sean los mismos para otras ciudades o países. En especial, en América Latina, en donde muchos países basan su economía en los sectores agrícolas. Tal es el caso de Chile, Argentina, Perú, Brasil, etc. Estos países corren el riesgo, al depender directamente de este recurso, de tener respuestas directas ante movimientos del precio del agua. Es decir, si el precio del agua se incrementará en la bolsa de valores, excesivamente, las inversiones en los sectores agrícolas se encarecerían, los bienes primarios aumentarían su valor y con ellos los bienes que se producen con estos. Esto se empeora más en el caso de pequeños agricultores, pues no contarían siquiera con suficientes atracciones para los inversionistas.
Esto empeora aún más si añadimos el factor especulativo, en especial con territorios abundantes en este recurso. Lo que provocaría es el incremento de los precios de estas tierras, el encarecimiento de las inversiones en ellas y finalmente, del agua [6]. Así mismo, la búsqueda de territorios abundantes en agua podría provocar la invasión a pueblos indígenas, zonas protegidas y el desplazamiento de la población [7].
¿y para Perú?
En el caso de nuestro país, este mecanismo sería más fácil implementarse dado que ya existe un índice de precios y control, por parte de Sedapal, quien funciona casi como un monopolio natural de este recurso. Así, cabe señalar que, el Perú se encuentra entre los 20 países más ricos de recursos hídricos del mundo y en el puesto 17 de países con mayor cantidad de agua per cápita por año [8]. Sin embargo, es uno de los países latinoamericanos en situación de escasez hídrica debido a la falta de infraestructura de captación de agua y su correcto mantenimiento, acompañado por la mala gestión del recurso tanto en actividades agrícolas como en el consumo doméstico. Según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, cerca del 65% del agua para agricultura se pierde debido a las deficientes condiciones de los sistemas de riego [8].
Ahora, la cotización del agua provocaría, por un lado, mayores atractivos hacia nuestro país dada su abundancia en el recurso, lo cual, tanto el sector agrícola como Sedapal pueden aprovechar para mejorar la infraestructura de los sistemas de captación de agua, irrigación, saneamiento, etc. Por otro lado, la especulación del precio futuro de este recurso, llevaría a un incremento del precio actual perjudicando principalmente a los pequeños agricultores, quienes tendrán mayor dificultad para invertir en sus cultivos.
En resumen, pese a que la situación es incierta, las expectativas para nuestro país no son del todo favorables. Solo el tiempo lo dirá.
*Marcia Crisóstomo es estudiante del noveno ciclo de la carrera de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es asistente de docencia y tercio superior de su Facultad. Leonardo Arévalo es estudiante del noveno ciclo de la carrera de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Alumno sobresaliente perteneciente al tercio superior de su Facultad.
Referencias
[1] El país (2020). La lección de la ciudad que estuvo a punto de quedarse sin agua. Planeta Futuro. Recuperado el 10 de enero de 2020 de
https://elpais.com/elpais/2020/02/21/planeta_futuro/1582281474_949277.html
[2] Milenio (2020). Día Cero del Agua: Estados de México con riesgo de crisis hídrica. Recuperado el 10 de enero de 2020 de
https://www.milenio.com/estados/los-estados-de-mexico-que-se-acercan-al-dia-cero-del-agua
[3] y [4] Animal Político (2020). ¿El agua está cotizando en Wall Street? Te explicamos a qué se debe. Recuperado el 10 de enero de 2020 de
https://www.animalpolitico.com/elsabueso/agua-cotiza-wall-street-a-que-se-debe-y-significa/
[5] y [7] Made for minds (2020). El agua en la bolsa de valores: ¿protección o especulación?. Ciencia y Ecología DW. Recuperado el 10 de enero de 2020 de
https://www.dw.com/es/el-agua-en-la-bolsa-de-valores-protecci%C3%B3n-o-especulaci%C3%B3n/a-55998251
[6] Inter Press Service (2020). Cotizar el agua en Wall Street es “peligrosísimo”. Recuperado el 10 de enero de 2020 de
http://www.ipsnoticias.net/2020/12/cotizar-agua-wall-street-peligrosisimo/