El cambio climático es una grave amenaza para la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza a nivel mundial. Pero, lo que es todavía más preocupante es que afecta aún más a las pequeñas agricultoras y productoras de alimentos, un ejemplo de esta realidad sucedió en noviembre del año 2020, cuando los huracanes Eta e Iota destruyeron más de 200.000 hectáreas de alimentos básicos y cultivos comerciales en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, y más de 10.000 hectáreas de cultivos de café en Honduras y Nicaragua [1]. En ese sentido, la seguridad alimentaria, en especial, de las comunidades vulnerables se ve más perjudicada por los efectos del cambio climático puesto que en su mayoría esta población depende de la agricultura, la pesca y la ganadería para su subsistencia.
¿Cómo afecta el cambio climático a la seguridad alimentaria de las poblaciones vulnerables?
821 millones de personas en todo el mundo se enfrentan a una privación crónica de alimentos. Esta situación supone un retroceso a niveles de hace casi una década [2]. Pero, además, esta situación se ve agravada por los efectos del cambio climático pues resulta, por ejemplo, más difícil cultivar alimentos con potentes tormentas, sequías más intensas y el aumento del nivel del mar. También, el cambio climático modifica las condiciones del hielo y el permafrost (una capa del suelo que está permanente congelada), aumenta el número e intensidad de incendios forestales, eleva la temperatura de las aguas, altera las precipitaciones y hace que las condiciones meteorológicas sean más impredecibles [1].
Asimismo, el cambio climático afecta de forma desproporcionada a las personas en situaciones vulnerables y pone en riesgo sus derechos. De acuerdo a informes sobre el cambio climático, se prevé que este afectará aproximadamente a 200 millones de familias en todo el mundo cuyos medios de vida dependen de la pesca y la acuicultura [3].Al respecto, es importante resaltar que, ciertos recursos pesqueros se harán menos abundantes mientras especies importantes se desplazarán a otras zonas menos accesibles para los pescadores. Igualmente, las prácticas de acuicultura podrían verse amenazadas, por el aumento de episodios climáticos extremos, sequías y por el calentamiento de las aguas, lo cual será más difícil para las comunidades de pescadores lograr vivir de la pesca o conseguir el pescado para alimentar a sus familias [3]. Incluso, muchas de estas comunidades al ver que no pueden sobrevivir de este recurso, se verán desplazadas o migrarán, a su vez, a zonas vulnerables como asentamientos humanos o asentamientos jóvenes.
Otra población vulnerable que se ve gravemente afectada por los efectos del cambio climático son las comunidades rurales, especialmente las que viven en ambientes frágiles, pues se enfrentan a un riesgo inmediato y creciente de pérdida de las cosechas y del ganado, así como a la reducida disponibilidad de productos marinos, forestales y provenientes de la acuicultura [3]. Las poblaciones que dependen de actividades o recursos naturales directamente son quienes se llevan la peor parte de los efectos del cambio climático pues su propia subsistencia se pone en peligro. Esta situación se ve agravada debido a que estas poblaciones cuentan con la asistencia o conocimiento científico completo para poder enfrentar efectivamente las consecuencias devastadoras de la crisis climática.
En ese sentido, muchas poblaciones vulnerables no pueden subsistir por ellas mismas, un ejemplo claro de esto es que en el 2017, alrededor de 20 millones de personas en África del Este se encontraban al borde de la inanición y necesitaban ayuda humanitaria debido a los efectos del cambio climático [2]. Por lo tanto, la asistencia y ayuda humanitaria sobre los efectos del cambio climático debe estar enfocado principalmente en las poblaciones más vulnerables con el objetivo de mejorar su capacidad de resiliencia frente a este fenómeno, así como, implementar medidas que refuercen sus capacidades para enfrentar adecuadamente esta situación.
Crecimiento poblacional: hacia un sistema global sostenible
Por un lado, la agricultura y la seguridad alimentaria se ven ya afectadas por fenómenos meteorológicos más extremos y características meteorológicas cada vez más imprevisibles, lo que da lugar a una reducción de la producción y a menores ingresos en las zonas vulnerables. Sin embargo, por otro lado, existe cada día mayor demanda de alimentos y productos alimenticios debido al crecimiento poblacional del mundo. Al respecto, la FAO estima que, de mantenerse el ritmo actual de crecimiento de los ingresos y el consumo, la producción agrícola tendrá que aumentar un 60 % para satisfacer el incremento que se prevé de la demanda de alimentos [4] .Por lo tanto, se debe trabajar para conseguir un equilibrio sostenible que tenga en cuenta tanto los recursos limitados de la naturaleza y la demanda mundial de alimentos por los seres humanos.
Ahora, sobre el sector alimentario, es relevante destacar que, actualmente, este refleja la creciente desigualdad económica y de género que observamos en la economía global en conjunto pues existen personas encargadas de producir alimentos, quienes en su mayoría son mujeres quienes usualmente se enfrentan a los mayores niveles de hambre, cobran menos que los hombres y trabajan en condiciones degradantes. Mientras que, la industria alimenticia posee el control de los mercados alimentarios globales y goza de los beneficios económicos, en mayor medida que los productos primarios.
¿Qué pueden hacer las comunidades para enfrentar los retos del cambio climático?
Una de las razones por las cuales, las comunidades y pueblos indígenas son altamente vulnerables al cambio climático es porque no cuentan con el asesoramiento necesario para mitigar los efectos del cambio climático en su entorno. en ese sentido, el manejo sostenible de los bosques, la reducción de emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los mismos (REDD, por sus siglas en inglés), la repoblación y restauración forestal, así como los productos madereros sostenibles, que sustituyen los materiales y combustibles más intensivos en carbono, constituyen importantes alternativas de mitigación [3]. Incluso actualmente existen diversas técnicas nucleares permiten saber más acerca de los efectos del cambio climático y la manera de combatirlo, una de estas es la técnica isotópica del nitrógeno 15, permite determinar la fuente de óxido nitroso y encontrar formas de reducir las emisiones de ese gas [4].
Es preciso resaltar que, si bien las comunidades indígenas están intentando enfrentarse a la crisis climática con métodos tradicionales, como las redes de distribución comunitaria de alimentos y la creación de sistemas de vigilancia de los impactos del cambio climático en su medio ambiente, en muchos países, estas comunidades no cuentan con el apoyo necesario de las autoridades estatales para implementar medidas o acciones efectivas que reduzcan sus niveles de vulnerabilidad. Así, es fundamental que estas comunidades no solo cuenten con el apoyo político, económico, cultura y social del estado, sino que, sea el propio estado quien garantice efectivamente los derechos fundamentales de estas poblaciones, de manera especial, por su condición de vulnerabilidad.
Referencias bibliográficas
[1] La crisis climática impulsa el hambre, advierte el WFP en el Día Mundial de la Alimentación | World Food Programme. (2021, 13 octubre). WFP. Recuperado 4 de noviembre de 2021, de https://es.wfp.org/noticias/la-crisis-climatica-impulsa-el-hambre-advierte-el-wfp-en-el-dia-mundial-de-la-alimentacion
[2] Alimentación, crisis climática y recursos naturales. (s. f.). Oxfam International. Recuperado 4 de noviembre de 2021, de https://www.oxfam.org/es/que-hacemos/temas/alimentacion-crisis-climatica-y-recursos-naturales
[3] Google Search | Food and Agriculture Organization of the United Nations. (s. f.). FAO. Recuperado 4 de noviembre de 2021, de https://www.fao.org/common-pages/search/en
[4] Seguridad alimentaria y cambio climático | OIEA. (s. f.). OIEA. Recuperado 4 de noviembre de 2021, de https://www.iaea.org/es/temas/seguridad-alimentaria-y-cambio-climatico