
Escrito por: Fiorella Almanza, miembro del Consejo Editorial de Conexión Ambiental
En el año 2006, una película infantil animada dio un importante mensaje ambiental y político acerca de la sobrepesca, concientizando acerca de los efectos de la pesca comercial y actividad humana en la región de la Antártida. La película de la que se hablará hoy es “Happy Feet”, dirigida por George Miller, donde se cuenta la historia del pingüino Mumble acompañada de su travesía para poder resolver la escasez de pescados en su comunidad, y de esa manera conseguir la simpatía de su familia. Mumble es un pingüino representado como un “foráneo” en su comunidad, al ser hijo de dos grandes cantantes y aún así no poder cantar. Además, su raro talento de baile no causa impresión ni admiración por parte de su entorno, sino que es visto como un pingüino raro que no pertenece al clan. Con el fin de conseguir respeto por parte de su familia y entorno cercano, se propone resolver la crisis alimenticia al viajar hacia la costa y buscar el origen de la falta de peces. Pese a que la película se centra en la acción del viaje de Mumble, su interacción con las demás especies, y números musicales, se ven una serie de mensajes ambientales que advierten a las nuevas generaciones acerca del daño que puede causar la actividad humana en regiones tan frágiles como la Antártida.

“¿Entonces cuál es el problema? Nos estamos entrometiendo con su cadena alimenticia, sugerimos el veto de todas las áreas pesqueras en la Antártida”. Y por esta frase, dicha después del baile masivo que realizan los pingüinos para comunicar que necesitan ayuda, recomiendo esta película. La manera en la que esta película trata temas tan complejos como políticas de pesca e intromisión humana en áreas protegidas es precisa, ya que logran acoplar las problemáticas a la trama de una forma entendible tanto para un adulto como para un niño. La representación de contaminación por plástico mediante el personaje de Amoroso logra hacerle ver al espectador cómo un animal percibe la contaminación, ya que el pingüino Amoroso se siente desesperado y extrañado al ver su cabeza atrapada en un envase de plástico usado para sostener bebidas. Además, con respecto a la frase puesta al inicio del párrafo, la película muestra que es necesaria la negociación política tanto a nivel nacional como internacional, y las movilizaciones sociales para poder conseguir un efecto palpable sobre la realidad. Es una película que recomendaría para niños y niñas de preescolar o de grados tempranos de primaria, ya que la historia es bastante entretenida y los números musicales logran hacer que el espectador se sienta más cercano al personaje. De esta manera, la película brinda un insight acerca de los problemas que viven las especies afectadas por la pesca masiva que atenta contra su cadena alimenticia. Además, se tocan más temas ambientales en menor medida, como la conservación de especies en ambientes de zoológico no adecuados para ellas y el efecto social de las especies carismáticas. La película es una joya de la animación infantil, y es óptimo que el mensaje de preservación ambiental y cuidado a la cadena alimenticia de especies vulnerables llegue a audiencias más jóvenes.