Escrito por Andrea Luján Chilet y Adriana Palomino Revilla, miembros de la Comisión de Diálogos Humanos del Equipo de Derechos Humanos.

Introducción

“Fue muy duro. Tuvimos que vender varias cabezas de ganado para sobrevivir. La lluvia no llegaba y no podíamos cosechar. Uno de mis hijos, de poco más de un año, sufrió desnutrición, como muchos niños en esta aldea. El futuro me da miedo” – Testimonio de Maimouna Ba, mujer mauritana de 32 años

Al igual que Maimouna Ba, millones de personas en la región africana del Sahel — conformada por Burkina Faso, Camerún, Chad, Guinea, Mali, Mauritania, Níger, Nigeria, Senegal y Gambia— vienen sufriendo el impacto del cambio climático. En la última década se han registrado variaciones colosales en los fenómenos ambientales de la región. Así, por ejemplo, los países se enfrentan a precipitaciones erráticas y extremas que causan sequías, las cuales, cuando suceden imprevisiblemente, provocan inundaciones. Del mismo modo, las temperaturas de la región africana están aumentando a una velocidad quince veces mayor al promedio mundial [1]. En conjunto, la problemática climática ha devenido en una serie de crisis, como la inseguridad alimentaria, aumento de la pobreza y disputas por el control de los escasos recursos. Así, los derechos a la vida, a la alimentación, al acceso al agua, a la salud, a la vivienda, a la educación, al trabajo digno y al acceso adecuado a la información se ven gravemente vulnerados. A su vez, las deplorables condiciones de vida a las que se enfrenta la población de la región han generado en ella la necesidad de abandonar su lugar de orígen, por lo que, a los graves daños provocados por el cambio climático, se le suma la vulnerabilidad que inherentemente acompaña a un proceso migratorio.

Por lo expresado, el presente artículo buscará explicar las consecuencias del cambio climático en la adecuada protección de los derechos humanos, ello a través del análisis de la situación en la región del Sahel. 

Cambio climático en la región del Sahel

La región del Sahel viene siendo desproporcionadamente afectada por el cambio climático: a pesar de sumar muy poco a las emisiones globales de gases contaminantes, las comunidades africanas que radican en ese territorio se encuentran en una situación sumamente vulnerable debido a las consecuencias de la contaminación ambiental. El cambio climático conlleva el incremento de la frecuencia e intensidad de los eventos meteorológicos relacionados con el aumento y/o disminución de la temperatura y las precipitaciones.

Históricamente, el Sahel ha experimentado una serie de sequías, entre las que resaltan las ocurridas en 1640, 1680, 1740 y 1750; siendo esta última el orígen de la Gran Hambruna africana que ocasionó la reubicación masiva de los Estados sahelianos de la época. La sequía más reciente que registró la región tuvo lugar en el año 2010; en consecuencia, Chad, Mauritania, Sudán, Bilma y Níger alcanzaron temperaturas de 49,6°, siendo las más altas jamás registradas [2]. Estos eventos climáticos ocasionaron pérdidas en las actividades agrícolas y ganaderas de la región y — al ser las principales actividades de sustento para 50 millones de pobladores del Sahel— derivaron en hambruna y un aumento de la pobreza. Así, hasta el 2015, más del 80% de la tierra de la región africana se presume como tierra degradada. En consecuencia, más de 18 millones de personas sufren una crisis alimentaria, misma que ha obligado a 25 millones de personas a migrar a otras regiones [2].

Asimismo, la región del Sahel actúa como puente entre la sequía del desierto del Sahara y las savanas tropicales del sur africano, por lo que su temperatura tiende a ser alta con precipitaciones únicamente en la época de verano. No obstante, la contaminación ambiental y el cambio climático consecuente han ocasionado un alza en las temperaturas y sequías, además de hacer de la lluvia un evento inusitado de gran escala que deriva en inundaciones. Por ejemplo, Níger se enfrenta actualmente a la peor inundación de la última década. Según informes del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 1,3 millones de personas han migrado y más de 2,8 millones se han visto afectadas por este desastre climático. Del mismo modo, Chad ha declarado estado de emergencia después de las fuertes lluvias que ocasionaron una inundación que forzó a más de 90 mil personas a abandonar sus hogares y afectar a alrededor de un millón de pobladores [3]. 

En suma, las alteraciones en los eventos meteorológicos de la región del Sahel como consecuencia del cambio climático han ocasionado una serie de problemáticas económicas, alimentarias, de seguridad y, en general, una crisis humanitaria que obliga a la población afectada a huir de sus lugares de orígen, fenómeno denominado migración climática. 

¿Qué son las migraciones climáticas?

Fenómenos como los anteriormente mencionados ocasionan un declive en la protección de derechos humanos y el goce pleno de una vida digna, mismos que ocasionan que millones de personas se vean obligadas a buscar refugio en lugares en donde los estragos del cambio climático sean menores. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a las migraciones climáticas como el traslado de personas que, predominantemente por cambios repentinos o progresivos en su entorno como consecuencia del cambio climático, se ven obligadas a abandonar su lugar de residencia habitual de forma temporal o permanente [4]. 

Se trata de un fenómeno complejo que trae consigo una serie de problemáticas intrínsecamente relacionadas. Así, por ejemplo, los fenómenos climáticos que tienen lugar en la región del Sahel ocasionaron un declive en las actividades agrícolas y ganaderas. En consecuencia, se incrementó la inseguridad alimentaria y la pobreza. Del mismo modo, los conflictos por acceder a los pocos territorios que aún generaban producciones causaron una crisis de seguridad. En conjunto, las diversas problemáticas forzaron a millones de personas a abandonar sus hogares en busca de mejores condiciones de vida, por lo que la situación migratoria del Sahel constituye una migración climática.

Vulneración de derechos humanos: La migración como una necesidad y no como una elección

La región de Sahel se ha convertido en un punto focalizado de diversas problemáticas ambientales que afectan transversalmente a su población y al desarrollo social que debería emerger, sin restricciones contextuales, de esta. Estos daños no solo se presentan en el ámbito económico, puesto que ello representaría una mirada superficial al trasfondo que conlleva la historia migracional de los pobladores de Sahel. En esta línea, resulta esencial visibilizar las condiciones y consecuencias medioambientales de la extensión de la crisis climática global. 

Una de las razones principales causantes de esta migración forzada es la escasez de producción agrícola, la cual ha desencadenado enfrentamientos por el uso y propiedad de la tierra, debido a la necesidad de los pobladores por obtener recursos de supervivencia y fuentes alternativas de ingresos económicos ante la adversidad que atraviesan cotidianamente. Conforme al aumento de la temperatura, las familias de Sahel han relatado a medios de investigación cómo es que padecen por la naturalización de su sufrimiento ante los ojos de otros países, y cómo aquella situación de migración forzosa es banalizada a través del concepto de ´resiliencia humana`, eje que además de ir más allá de la falta de empatía, se adhiere a la marginación histórica de estas culturas raciales africanas.

Asimismo, la afección a la salud física tanto como mental de los pobladores, debido a las circunstancias vitales que ofrece la región, presenta una cuestión persistente y riesgosa que, en definitiva, no garantiza en lo absoluto el ejercicio de los derechos humanos de la población. Esta inequidad perpetúa la escasez de agua, alimentos, saneamiento, los cuales se encuentran amenazados con constancia por desastres lentos y repentinos [1]. En el conjunto de ideas presentado, se evidencia contundentemente que el desfavorecimiento de esta población, causada por la crisis climática, genera altas tasas de morbilidad y mortalidad ante la discriminación estructural legal y política de la región.

Necesidad de un enfoque interseccional en la justicia ambiental

El discurso de justicia ambiental es proclamado con constancia por diversos organismos, autoridades estatales y activistas por los derechos humanos. No obstante, termina constituyendo un análisis atestado por la demagogia y nula interseccionalidad, la cual se debería exigir sea el núcleo de la protesta. La lucha por los derechos humanos no puede limitarse a visibilizar un escenario disconforme ante la retribución de facilidades para un desarrollo sostenible y óptimo de los pobladores, ya que ello representaría una visión privilegiada -como tradicionalmente se suelen evaluar las problemáticas sociales- que restringe el acceso a una crítica más completa, donde se evalúe la diversidad de realidades en una misma cultura.

La interseccionalidad en la justicia ambiental repercute en aquel accionar por el acceso equitativo, es decir, según las necesidades de cada poblador, para poder ejercer sus derechos y deberes sin limitación alguna por condición de género, raza, clase, entre otros factores. Es importante comprender que los recursos ambientales sí forman parte de un sistema racial que margina, a través de las políticas públicas y la subordinación de culturas, a las personas africanas en relación a los desastres climáticos y restricción de recursos comunitarios, lo cual agrava la situación de vulnerabilidad de la región de Sahel.

Dualidad de acción: La prevención y mitigación como adopción de medidas inmediatas

La población de Sehal y organismos aliados exigen la facilitación de una migración que sea regular y digna, en la cual se garantice fundamentalmente los derechos humanos de los pobladores migrantes así como para los países y las comunidades de salida, destino y tránsito en la región [5]. En esta misma línea, es necesario comprender la situación crítica de Sehal en cuánto a mayor acción que prevención. Si bien la prevención es una herramienta necesaria ante contextos que ponen en riesgo la vida de los pobladores, lo es aún más el rol de una mitigación con políticas de respuesta, pues presenta mayor peso y eficacia: actuar puntualmente ante los daños ocurridos.

El eje problemático principal a combatir debe ser la precariedad de condiciones de vida en sanidad y economía, así como plantear medidas para enfrentar el aumento de temperatura que supera el promedio global [6]. También se necesita de planes de contingencia ante la violencia y ataques a las personas vulnerables por condición migrante tras el peligro de secuestro, extorsión y saqueo que la situación presupone en la población. Las propuestas de estrategias para la recuperación basadas en la movilidad de los pobladores, tomando en cuenta los riesgos climáticos y los conflictos armados, resultan esenciales para la lucha por la estabilización de la población y la garantía de sus derechos humanos. 

Conclusiones

En conclusión, la crisis humanitaria que actualmente atraviesa la región africana del Sahel constituye una grave problemática en materia de derechos humanos y crisis medioambiental. En conjunto, las fluctuantes temperaturas, precipitaciones desmesuradas, sequía, hambruna y crisis de seguridad ocasionan que millones de personas se vean obligadas a trasladarse en busca de condiciones de vida digna, fenómeno conocido como migraciones climáticas. De este modo, es posible encontrar que a la vulnerabilidad inherente a la condición migratoria se le suman las consecuencias del cambio climático, hecho que crea un nuevo campo de afectación a los derechos humanos. Por lo tanto, la intervención humanitaria en la región del Sahel debe ser inmediata, contar con facilidades migratorias y garantizar condiciones de vida dignas para los afectados. La ausencia de un accionar adecuado aumenta, además, las cifras de letalidad y la instauración de la marginación como un ideal colectivo naturalizado.

Bibliografía 

[1] Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (2021). Como el cambio climático afecta a los derechos humanos de los migrantes de la región del Sahel.

[2] United Nations Integrated Strategy For The Sahel (2022). Sahel predictive analytics report: Moving from reaction to action.

[3] Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (2023). Inundaciones en África Occidental y Central pueden afectar a millones de personas.

https://www.acnur.org/noticias/briefing/2022/10/635bf7574/acnur-advierte-que-las-inundaciones-en-africa-occidental-y-central-pueden.html

[4] Organización Internacional para las Migraciones (2022). Migración, medioambiente y cambio climático. https://www.iom.int/es/migracion-y-cambio-climatico

[5] Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (2022). Nuevo informe de las Naciones Unidas pone un rostro humano a la crisis climática en Sahel. 

https://www.ohchr.org/es/stories/2022/11/new-un-report-puts-human-face-climate-crisis-sahel

[6] Revista Migraciones Forzadas (2022). Crisis climática y desplazamiento: del compromiso a la acción.

https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/123626/1/RMF_69_07.pdf