¿Qué lecciones nos deja el COVID-19 a casi un año de su llegada a nuestro país?

Escrito por Camila Leon, miembro extraordinario del Equipo de Derecho Ambiental de la PUCP*

Hace poco más de un año, el coronavirus COVID-19 comenzó a expandirse por China y Europa en lo que se convirtió un episodio de emergencia sanitaria sin precedentes en el mundo contemporáneo. Con relación a nuestro país, hace diez meses, aproximadamente, se comenzaron a detectar los primeros casos de contagio de virus, y lo que siguió después es ampliamente conocido por todos nosotros.

Durante los primeros días de cuarentena obligatoria y paralización – casi total – de actividades económicas, se registraron diversos impactos positivos en la calidad ambiental en distintas partes del mundo. Se señaló que el agua de los canales en Venecia se encontraba mucho más limpia: “con menos tráfico por los canales, los sedimentos arrastrados por los cientos de embarcaciones vuelven al fondo, reduciendo así el agua turbia con color verdoso que acostumbra la estampa veneciana [1]” y “las descargas reducidas y el intercambio de agua de las mareas en cambio benefician la calidad de las aguas [2]”.

Otro efecto positivo que se resaltó enormemente fue el movimiento de animales silvestres en ámbitos urbanos. Así, varios reportajes narraban la aparición de pavos salvajes en Madrid y California; zorros en Londres y leopardos en India [3]. Perú tampoco fue la excepción: se avistaron osos andinos en el Santuario Histórico de Machu Picchu, “vicuñas en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Pampa Galeras Bárbara D’Achille, así como pumas y jaguares merodeando por las comunidades cercanas al Parque Nacional del Manu” [4]. Este fenómeno de “recolonización”, por parte de animales silvestres, de espacios adaptados al ser humano, fue resultado del confinamiento masivo de las poblaciones de los centros urbanos, y fue retratado, muchas veces, como una muestra de la fuerza de la naturaleza ante los constantes disturbios ambientales de origen antrópico.
La paralización de actividades productivas y la reducción del transporte masivo urbano devinieron, también, en una mejora en los niveles de calidad del aire. Imágenes satelitales del planeta mostraban una reducción en la contaminación de dicho componente:

[5] Niveles de concentración de dióxido de nitrógeno (NO2) en China durante la propagación del COVID-19, tomadas por la NASA. Fuente: El Confidencial.

Según el Ministerio del Ambiente del Perú (MINAM), en los primeros días de cuarentena, Lima registró niveles de calidad del aire que cumplían – largamente- con los parámetros recomendados por la Organización Mundial de la Salud [6]. En esa línea, la implementación del trabajo remoto se consideró como una interesante alternativa para evitar los problemas de tráfico característicos de ciudades en constante crecimiento como Lima.

Como se ha señalado previamente, todos estos aspectos fueron resaltados en los inicios de la propagación mundial de la nueva variante de coronavirus; sin embargo, conforme han ido transcurriendo los meses, nuevas aristas – desde una perspectiva ambiental – han seguido emergiendo, y nos lleva a cuestionarnos, ¿verdaderamente el coronavirus ha tenido tantos efectos positivos en nuestro entorno?

Los niveles de calidad de aire han retornado a sus cantidades habituales

Un reportaje de junio de 2020, señalaba que “según los reportes de mayo, hay una tendencia al alza en algunos parámetros (de calidad del aire), que se podría atribuir al inicio de la primera fase de reactivación económica” [El énfasis es mío] [7]. Según el Decreto Supremo N° 080-2020-PCM, las actividades comprendidas en dicha fase estaban limitadas a los sectores minería, industria, servicios, turismo, y comercio.

Si consideramos que, en la actualidad, las actividades económicas permitidas comprenden un abanico sumamente amplio de rubros, es altamente probable que los niveles de calidad de aire se hayan visto incrementados al punto de recuperar los niveles previos a la pandemia. Lo mismo ocurre para el caso del transporte público y privado, que se ha visto limitado, únicamente, por el toque de queda y las últimas medidas restrictivas adoptadas ante la segunda ola de coronavirus en el país.

Al momento de redacción de este artículo (tarde del sábado 23 de enero de 2021), el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAHMI) arrojaba los siguientes niveles de calidad del aire:


[8] Monitoreo en tiempo real de la Calidad de Aire, para Lima Metropolitana. Fuente: SENAHMI.

De los ocho puntos de monitoreo disponibles en la capital, tres arrojan los siguientes resultados:



[9] Cuadro de análisis de los resultados del monitoreo de la calidad del aire. Fuente: SENAHMI.

Se aprecia, que en un día sábado por la tarde, los niveles de calidad del aire de casi la mitad de puntos de monitoreo en Lima se encuentran en niveles que no son recomendables. Cabe cuestionarse si este escenario también se obtendría en los horarios pico de los días laborales de la semana, o si sería, incluso, peor.

El resurgir del plástico de un solo uso

La utilización de máscaras, guantes quirúrgicos y cobertores faciales, la colocación de láminas de plástico en mercados y otros negocios (inclusive en los servicios de taxi), la compra de envases de plástico para cargar alcohol, el incremento del delivery y del uso de los envases descartables, la compra de mandiles, entre otros implementos, se han vuelto sumamente comunes en todo el mundo.

En esa línea, la Plastics Industry Association de Estados Unidos, ha señalado que “su actividad se considerara “esencial” en tiempos de confinamiento” y que “[e]l plástico de un solo uso es una cuestión de vida o muerte” [10]. En efecto, es claro que cualquiera de las medidas señaladas contribuye a contrarrestar el contagio de COVID-19, y nos hace sentir más seguros al salir de nuestros hogares. La utilización de mascarillas, alcohol en spray, y el incremento de los servicios a domicilio son claves para el cuidado de la salud pública, y esta debe ser, sin dudar, la principal prioridad de los Estados de todo el mundo.

Pese a ello, en diciembre de 2018, se publicó en el Diario Oficial El Peruano la Ley N° 30884, Ley que regula el plástico de un solo uso y los recipientes o envases descartables. Esta norma significaba un gran avance para disminuir el uso de plásticos desechables en nuestro país y, en consecuencia, los problemas de contaminación que estos traen consigo. ¿En este contexto de pandemia, estaríamos retrocediendo ante el progreso ganado?

De acuerdo con el MINAM, “se está trabajando estrechamente con el sector privado para que el proceso de reactivación económica se haga en el marco de la ley que regula la utilización de plásticos y envases descartables”. Además, se está “trabajando con el Ministerio de Salud para promover el uso de aquellas [mascarillas] que son reutilizables que deben cumplir con todos los patrones de seguridad para evitar los contagios” [11].

La postura adoptada por el MINAM es adecuada pero, ciertamente, los esfuerzos realizados dependen principalmente de la actitud de la ciudadanía (tanto proveedores de servicios como consumidores). Recordemos que ningún esfuerzo es suficiente para prevenir los contagios de COVID-19, y que la salud debería ser la principal preocupación en este escenario de emergencia sanitaria. Sin embargo, ello también debería ir de la mano con la adopción de hábitos de consumo más saludables, así como la erradicación del uso de plásticos que generan un mayor impacto ambiental.

La contaminación de los mares: una problemática no solucionada e, incluso, potenciada

La inexistencia de adecuados procesos para tratar los residuos sólidos es un problema que no es nuevo en absoluto, pero que se ha visto tremendamente incrementado por la pandemia. Según la Organización de las Naciones Unidas, “[c]erca del 75% del plástico generado por la pandemia de COVID-19 como mascarillas, guantes y botellas de desinfectante para manos se convertirá en desechos que llegarán a vertederos y mares, con un grave costo para el medio ambiente y la economía” [12].

El vertimiento de los residuos directamente vinculados con la pandemia afecta la calidad del agua de los mares, así como el estándar de vida de las especies de flora y fauna que habitan en dicho ecosistema. Cabe resaltar que, de manera indirecta, este también es un problema de salud pública: los microplásticos que ingieren los animales que forman parte de la dieta humana terminan ingresando al cuerpo, y generan “la alteración en el metabolismo energético, desórdenes de alimentación y cambios en la fisiología hepática” [13]. Esta es otra arista preocupante y que, por claras – y entendibles – razones, no forma parte de las prioridades más urgentes en las agendas gubernamentales.

La urgencia de la reanudación económica en nuestro país y la actitud del Estado

Es paradójico cómo la paralización de actividades económicas (y sus consecuentes crisis económicas y sociales) va de la mano con una mejora de la calidad ambiental, y viceversa. Ello no debería ser así. La búsqueda del desarrollo sostenible ha debido ser una prioridad para los sectores público y privado y, lamentablemente, la pandemia ha demostrado que ese no ha sido el caso.

Es muy difícil armonizar ambos intereses. Las necesidades de producción y el desarrollo de actividades económicas son necesarias para tener una vida digna. Sin embargo, ¿qué clase de vida digna puede esperarse en un entorno irremediablemente afectado? En un contexto de grave crisis económica como el que estamos viviendo, la tensión entre ambos intereses es aún mayor y, claramente, la balanza se inclina en favor del “progreso económico”. Recuperar los índices económicos previos a la pandemia es, junto con la salud pública, una de las principales prioridades estatales, y preocupa que ello sea a costa de la afectación del medio ambiente, incluso con la venia del Estado.

La preocupación no está únicamente relacionada con los sectores que, clásicamente, son cuestionados como dañinos para los ecosistemas, como la minería y los hidrocarburos. Existen sectores que contaminan tan igual o más que ambos, y que deberían ser expuestos de la misma manera: el modo en que se manejan las industrias textiles, alimentarias y viales es igualmente cuestionable. Por tanto, será necesario permanecer vigilantes ante las próximas políticas económicas y estrategias de crecimiento (en cualquier sector productivo) que despliegue el Estado peruano, con miras a neutralizar cualquier propuesta que pueda tener consecuencias ambientales funestas.

A modo de cierre

Se ha reiterado a lo largo del presente artículo que la salud pública, en este escenario, debe ser la principal preocupación gubernamental. El bienestar de los ciudadanos debe ser el origen y centro de cualquier política pública, en especial, en un contexto de necesidad. Las circunstancias que han sido expuestas en este texto fueron completamente inesperados, incluso para el Estado más fuerte y desarrollado del mundo, y más aún para un Estado en crecimiento como el peruano. Las medidas sanitarias necesarias contra el virus, y las medidas económicas de reactivación traen implicancias ambientales importantes, y que no necesariamente son acordes con el modelo de desarrollo sostenible al que deberíamos aspirar. Ante intereses tan importantes en juego, y ante un supuesto tan duro como el que nos encontramos, es recomendable buscar la armonía  – en la mayor medida de lo posible – entre economía, salud y medio ambiente. Esta propuesta es difícil de materializar, pero un primer paso hacia ella es adoptar políticas monetarias y de salud con enfoque sostenible, en las que, si bien lo ambiental no será el eje principal, sí pueda jugar un rol importante para los tomadores de decisiones a nivel gubernamental. Solo así podremos garantizar poblaciones sanas en entornos igual de saludables.

Referencias

[1] Iagua (2020). La otra cara del coronavirus: el agua de Venecia y el aire del mundo. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021. https://www.iagua.es/blogs/laura-f-zarza/otra-cara-coronavirus-agua-venecia-y-aire-mundo

[2] La Vanguardia (2020). Canales de Venecia con aguas limpias y peces por el confinamiento del Covid-19. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021. https://www.lavanguardia.com/natural/20200317/474234537648/canales-de-venecia-con-aguas-limpias-y-peces-por-el-confinamiento-del-covid-19.html

[3] La Vanguardia (2020). L a fauna recoloniza la ciudad ante el confinamiento por el coronavirus. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021. https://www.lavanguardia.com/natural/20200324/4874402309/animales-ciudades-confinamiento-imagenes-curiosas.html

[4] Diario El Comercio (2020). Coronavirus en Perú: aumenta presencia de animales silvestres fuera de las áreas naturales protegidas.  Fecha de consulta: 23 de enero de 2021. https://elcomercio.pe/peru/coronavirus-en-peru-aumenta-presencia-de-animales-silvestres-fuera-de-las-areas-naturales-protegidas-noticia/

[5] El Confidencial (2020). Las fotos de la NASA que demuestran cómo el coronavirus reduce la contaminación. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021. https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2020-03-02/coronavirus-china-reduce-contaminacion-nasa_2477564/

[6] Ministerio del Ambiente del Perú (2020). Calidad de aire en Lima durante cuarentena alcanzó niveles que recomienda Organización Mundial de Salud. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021. https://www.gob.pe/institucion/minam/noticias/110755-calidad-de-aire-en-lima-durante-cuarentena-alcanzo-niveles-que-recomienda-organizacion-mundial-de-salud

[7] Andina (2020) Coronavirus: drones evalúan la calidad del aire en Lima durante cuarentena. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021.  https://andina.pe/agencia/noticia-coronavirus-drones-evaluan-calidad-del-aire-lima-durante-cuarentena-799820.aspx

[8] Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú  (2020). Monitoreo de la Calidad de Aire, para Lima Metropolitana. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021.  https://www.senamhi.gob.pe/?dp=lima&p=calidad-del-aire

[9] Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú, op. cit.

[10] Diario Gestión (2020). El plástico de un solo uso recobra fuerza a raíz del coronavirus. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021.   https://gestion.pe/mundo/internacional/el-plastico-de-un-solo-uso-recobra-fuerza-a-raiz-del-coronavirus-noticia/

[11] Ministerio del Ambiente del Perú (2020).  Minam no baja la guardia en la implementación de ley que regula el plástico de un solo uso. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021.  https://www.gob.pe/institucion/minam/noticias/303270-minam-no-baja-la-guardia-en-la-implementacion-de-ley-que-regula-el-plastico-de-un-solo-uso

[12] Noticias ONU (2020). La marea de plástico causada por el COVID-19 también es un peligro para la economía y la naturaleza. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021.  https://news.un.org/es/story/2020/07/1478011

[13] RPP (2020). ¡Salvemos nuestros océanos! Los desechos de la COVID-19 afectan a cientos de especies marinas. Fecha de consulta: 23 de enero de 2021.  https://rpp.pe/campanas/valor-compartido/salvemos-nuestros-oceanos-los-desechos-de-la-covid-19-afectan-a-cientos-de-especies-marinas-noticia-1294335

 

*Imagen tomada de https://umamexico.com/que-viene-despues-del-coronavirus-para-el-medio-ambiente/

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