Escrito por Jessica Vásquez, miembro del Consejo Editorial de Conexión Ambiental
Inferno es una de las obras maestras de Dan Brown. Esta novela tiene como protagonista a Robert Langdon, un profesor de simbología de la Universidad de Harvard, quien emprende un viaje desde Italia hasta Turquía, junto a su compañera Sienna Brooks, siguiendo un conjunto de pistas de la literatura y el arte, inspiradas en “la Divina Comedia” de Dante Alighieri. La trama de la obra tiene como punto central las ideas del científico transhumanista Bertrand Zobrist, quien afirmaba que la sobrepoblación mundial generaría la extinción de nuestra especie, debido a que “el crecimiento de la población es una progresión exponencial en un sistema de espacio finito y recursos limitados” [1], por lo que no se podría sostener la vida en el planeta por más de 100 años. Debido a estas ideas, Bertrand planeó crear un virus que modificara el genoma humano para que la población de la Tierra se redujera en un tercio, de manera que los recursos fueran suficientes para su mantenimiento.
Más allá de que las ideas de Zobrist plantean un dilema ético respecto a si el sacrificio de un porcentaje de la población para el beneficio de los demás se podría justificar, considero que es importante analizar la relación entre población y los recursos naturales, y cómo el aumento excesivo de las personas puede llevarnos a plantear tal dilema. En ese sentido, la pregunta que habría que responder es: ¿estamos ante la situación apocalíptica que señala Zobrist, o ésta es una visión extrema de la realidad de la población mundial?
Según las Naciones Unidas, actualmente tenemos aproximadamente 7.7 billones de personas en el mundo, y se espera que la población aumente en 2 billones en los próximos 30 años, es decir, estemos en 9.7 billones para el 2050 [1].
Las principales causas del crecimiento de la población son el aumento de longevidad y la migración internacional [3]. Primero, respecto al aumento de longevidad, como también señala Naciones Unidas, se estima que la esperanza aumentará de 72,6 años en 2019 a 77,1 años en 2050. Esto se debe al aumento de tecnología y tratamientos de distintas enfermedades, que antes traían consigo la muerte de muchas personas. Segundo, respecto a la migración internacional, la mayoría de fenómenos migratorios responde al movimiento de refugiados, y esta movilización de las personas influye en los cambios de la población.
El rápido crecimiento que se muestra a través de estas estadísticas, generará:
- Para el 2030, un aumento del 185% de las áreas urbanas.
- Para el 2050, un 60% del crecimiento de la minería.
- Crecimiento de combustibles convencionales en 30% y los no convencionales en 50% para atender las demandas.
- La alteración por parte de actividades humanas de 19,68 millones de km2 de tierras hoy vírgenes y semivírgenes [4].
Estas consecuencias están relacionadas con la pérdida de bosques, mayor explotación minera y petrolera, así como el aumento de contaminación debido a la cantidad de personas que son parte de las ciudades. En ese sentido, el crecimiento de áreas urbanas tiene un gran impacto en los gases contaminantes que se emiten, los residuos que se producen y la cantidad de recursos que se consumen, por lo que mayor población también implica mayor impacto ambiental.
Así, si bien este escenario parecería ser desalentador, en la medida que más personas consumen más recursos, y los tenemos de manera limitada, existen algunos datos que podrían brindarnos una visión un poco más optimista del futuro del planeta. Una de ellas es que, según el estudio de Oakleaf et al. (2015), para el 2040, las energías renovables tendrán un aumento exponencial, ya que la producción eólica aumentará en un 400% y la solar en un 1000%. Esto implica que, a pesar que la demanda energética crezca, también lo harán medios de producción energética limpios, de manera tal que se irá construyendo un futuro más sostenible.
Asimismo, según la ONU, si bien la población mundial sigue aumentando, la tasa global de fecundidad bajó de 3,2 nacimientos por mujer en 1990 a 2,5 en 2019 [5], por lo que se espera que dicha tasa continúe disminuyendo. Esto a su vez, podría tener un impacto en las tasas de crecimiento de la población. Así también, la innovación científica y tecnología avanza en aras de buscar avances más amigables con el medio ambiente, además de nuevas propuestas para solucionar los problemas ambientales actuales.
No obstante algunos datos positivos y el contraste con la proyección mundial de crecimiento poblacional, esto debe servir como reflexión respecto a la población en el mundo, y la importancia del consumo responsable de los recursos a pequeña y gran escala, para garantizar un desarrollo sostenible en el tiempo. De esta manera, si bien Zobrist plantea una visión apocalíptica respecto a la población mundial, considero que esta postura solo debe ser vista como una llamada de atención a la necesidad de tomar acción para cambiar nuestros hábitos de consumo, y el presente y futuro de nuestro planeta. De lo contrario, “el final llegará de forma abrupta. No será como quedarse poco a poco sin gasolina…, sino como precipitarse por un acantilado” (Sienna Brooks en Inferno, de Dan Brown).
Referencias:
[1] Brown, D. (2013). Inferno. Doubleday.
[2] Naciones Unidas (2020). Población. Recuperado de https://www.un.org/es/sections/issues-depth/population/index.html#:~:text=Se%20espera%20que%20la%20poblaci%C3%B3n,de%2011.000%20millones%20para%202100.
[3] Naciones Unidas, Op. cit.
[4] Criado, M. (2015). La superpoblación robará otro 20% de tierra y recursos del planeta. El País. Recuperado de https://elpais.com/elpais/2015/10/09/ciencia/1444380472_011949.html
[5] Naciones Unidas (2019). Creciendo a un ritmo menor, se espera que la población mundial alcanzará 9.700 millones en 2050 y un máximo de casi 11.000 millones alrededor de 2100: Informe de la ONU [comunicado de prensa]. Recuperado de https://population.un.org/wpp/Publications/Files/WPP2019_PressRelease_ES.pdf